viernes, 31 de octubre de 2008

LA REVISTA ACEÑA

A veces recibo mensajes de emigrantes pescozanos en los que me comentan que se han emocionado hojeando y leyendo la revista Aceña, que su lectura y sus fotos les han despertado el recuerdo de la niñez y de la juventud vividas en el pueblo, que desean colaborar y me mandan algún escrito sobre sus vivencias, recordando con gratitud a paisanos que ya no estan con nosotros. Algunos me dicen que quieren enviar dinero para la revista. Me comentan que nunca han olvidado a Pescueza y que estas cosas les ayudan a querer cada vez mas a su pueblo.
Me siento satisfecho de poner mi granito de arena en estas emociones, como todos lo que colaboran y participan en la revista, de saber que Aceña, ademas de ser un punto de encuentro para la participacion entre todos los pescozanos, sea tambien un emotivo lazo de unión entre el pueblo y sus emigrantes.
Aceña, que por el deseo y el esfuerzo de la gente de Pescueza ha llegado a muchos puntos de España y que ha despertado la emoción y el recuerdo de los pescozanos de la ausencia, debe seguir editandose; nos lo piden la gente de Pescueza, la gente que quiere y siente a Pescueza dentro y fuera del pueblo, todos los que cuando abren sus páginas, cuando leen sus textos, cuando contemplan sus fotografias, algunas de ellas en color sepia, sienten la emoción y el orgullo de ser pescozanos.
La revista es del Pueblo y para el Pueblo y a todos lo que queremos a Pescueza no cabe la responsabilidad de que siga existiendo. Yo os pido que, para que el tercer número de nuestra revista Aceña, pueda editarse, si es posible en Navidad, me envieis vuestras cosas sobre Pescueza, sobre todo temas actuales sobre el pueblo, aunque sin olvidar nuestra historia y nuestro pasado. Dadme vuestra opinión. Espero vuestras cosas. Con pescozanía, un abrazo a todos.

viernes, 10 de octubre de 2008

EL TENOR DE LOS BOSQUES


Era una tarde encantadoramente gris del mes de octubre. Una fina lluvia regaba el campo y el bosque se vestia con una tímida niebla. Es un encanto recorrer Monfragüe con este panorama otoñal. Por entre la espesa vegetación de jaras, retamas, alconorcales y encinares del Parque, pudimos disfrutar de la contemplación del paisaje bucólico de la tarde y apreciar sobre los cerros nebulosos de encinas las abundantes manadas de ciervas vigiladas por el arrogante macho. Pudimos apreciar, a golpe de prismáticos, la altanera figura del señor de los bosques, del tenor de los bosques en estos dias de la berrea. Pudimos contemplar la estampa señorial del ciervo, siempre desafiante ante el celo de las hembras. Su figura destacaba en el paisaje de Monfragüe enarbolando como una bandera la enhiesta y vertical linea recta que se levanta desde el nacimiento del cuello hasta la punta de la cornamenta.

Caia la tarde y era un placer detenerse bajo el silencio rumoroso del monte y escuchar los frecuentes mugidos de los ciervos mientras el crepúsculo iba cubriendo de penumbras el campo de Monfragüe. De regreso aun tuvimos la oportunidad de ver algunos grupos de ciervas cerca de la carretera con algun macho al lado.

Fue una tarde deliciosa en la que pudimos disfrutar de los bellos parajes otoñales del Parque Nacional de Monfragüe y del encanto de la berrea.

martes, 7 de octubre de 2008

CARTA ABIERTA A UN EMIGRANTE PESCOZANO.


Cuando el recuerdo aflora para añorar el tiempo perdido, cuando la niñez invade el corazón, cuando los dias lejanos die la juventud reverdecen los campos de la memoria, el camino de vuelta es un deseo de reencuentros con las vivencias de los dias lejanos.

Dejaste tu pueblo buscando el pan de cada dia y en estas calles, ahora silenciosas, quedaron tus juegos de niño, tus correrias por San Anton, tus trajes de domingo en los San Marcos, tu entusiasmo adolescente en las machorritas o tu primera ilusión amorosa en el algun antiguo baile de carnaval.

Yo se, pescozano, que añoras a tu pueblo, que desde esa escenificacion cotidiana del ruido, de la prisa, de la indiferencia; desde esa apologia de la barbarie, donde las almas y los corazones se convierten en piedras del olvido, añoras estas calles íntimas de Pescueza, donde los tejados brillan a la timida luz del dia en las primeras lluvias otoñales, los recorridos en solitario por las callejas del pueblo, los paseos por la pizarra antigua del Barrio Viejo, o las bajadas por el Canchalón a los entornos fluviales de la familiar Aceña de Tio Amancio mientras recibes en tu piel el tacto suave de la brisa del río acercándote olores y rumores del campo de tu tierra.

Las calles, las ventanas y los postigos de la esperanza de tu pueblo se abren de par en par en el camino de tu regreso. Aqui encontrarás la palabra abierta de tu gente de siempre, el encuentro cálido con los entornos de tus vivencias infantiles, la caricia de un pueblo que te hara retornar a las ilusiones de antaño.

Ven a alimentar tu sangre, tu alma y tu vida con la sabia pura y familiar de tus raices, donde alimentaron de historia sus retoños las viejas ramas de tus antepasados.

Con la esperanza de tu vuelta, un sonoro y colectivo abrazo desde tu Pescueza de siempre.