jueves, 28 de junio de 2012

EL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LA ZONAS RURALES EXTREMEÑAS



 La historia de Extremadura es la historia de sus pueblos, no me refiero ahora a esa historia de reconquistas, de guerras, de reyes, duques, marqueses, ordenes militares o religiones, aunque, tal vez, de todo ello estuvo impregnada la identidad del pueblo extremeño; me refiero a la historia diaria y sencilla de un colectivo, mas o menos numeroso, de personas, agrupadas en familias, que forman un municipio.
La verdadera historia no es aquella impuesta desde arriba, si no la que florece desde abajo, la que queda grabada en el recuerdo, en la memoria colectiva, a través de la forma de ser y sentir de un pueblo. Esa historia cotidiana, que, a lo largo de siglos, ha ido formando nuestra peculiar manera de ser.
Extremadura es un pueblo sencillo, luchador, solidario. Extremadura es rural, hecha de historia rural. Esa Extremadura, tantas veces desarraigada, pero, a la vez, tan unida a su tierra y a sus raíces.
En el mantenimiento de la estructura social de los pueblos, se encuentra su futuro. Yo creo que las zonas rurales poseen un enorme potencial económico, cultural y social oculto, sin explotar; en su agricultura, en su ganadería, en su dehesa, en su turismo de la naturaleza unido al de su cultura popular, su patrimonio, sus costumbres, su historia, su gente… Todo depende en buscar y encontrar formulas que verifiquen en realidades de futuro esa riqueza oculta.
Si, basándonos en la crisis económica, nos decidimos por lo fácil y eliminamos medios de permanencia en las zonas rurales, estamos eliminando ese potencial de futuro.
La crisis pasará, tarde o temprano, pero si destruimos ahora los pilares esenciales y asistenciales de nuestros pueblos, los servicios sociales que mantienen en pie su vida cotidiana, las estructuras e infraestructuras de desarrollo rural ya conseguidas, habremos destruido para siempre nuestras zonas rurales y ese horizonte de futuro para tiempos mejores.
La historia rural de Extremadura, esa historia de sacrificios, de solidaridad y entrega, esa historia cotidiana de valores sociales y humanos, ha creado un presente y un futuro apasionante en el ámbito rural extremeño; que las circunstancias transitorias de esta crisis no destruyan la esperanza de nuestros pueblos.