La historia de Extremadura es la historia de sus
pueblos, no me refiero ahora a esa historia de reconquistas, de guerras, de
reyes, duques, marqueses, ordenes militares o religiones, aunque, tal vez, de
todo ello estuvo impregnada la identidad del pueblo extremeño; me refiero a la
historia diaria y sencilla de un colectivo, mas o menos numeroso, de personas,
agrupadas en familias, que forman un municipio.
La verdadera historia no es aquella impuesta desde
arriba, si no la que florece desde abajo, la que queda grabada en el recuerdo, en la memoria colectiva, a través de la forma de ser y sentir de un pueblo. Esa historia cotidiana, que,
a lo largo de siglos, ha ido formando nuestra peculiar manera de ser.
Extremadura es un pueblo sencillo, luchador,
solidario. Extremadura es rural, hecha de historia rural. Esa Extremadura,
tantas veces desarraigada, pero, a la vez, tan unida a su tierra y a sus
raíces.
En el mantenimiento de la estructura social de los
pueblos, se encuentra su futuro. Yo creo que las zonas rurales poseen un enorme
potencial económico, cultural y social oculto, sin explotar; en su agricultura,
en su ganadería, en su dehesa, en su turismo de la naturaleza unido al de su
cultura popular, su patrimonio, sus costumbres, su historia, su gente… Todo
depende en buscar y encontrar formulas que verifiquen en realidades de futuro
esa riqueza oculta.
Si, basándonos en la crisis económica, nos
decidimos por lo fácil y eliminamos medios de permanencia en las zonas rurales,
estamos eliminando ese potencial de futuro.
La crisis pasará, tarde o temprano, pero si
destruimos ahora los pilares esenciales y asistenciales de nuestros
pueblos, los servicios sociales que mantienen en pie su vida cotidiana, las
estructuras e infraestructuras de desarrollo rural ya conseguidas, habremos
destruido para siempre nuestras zonas rurales y ese horizonte de futuro para
tiempos mejores.
La historia rural de Extremadura, esa historia de
sacrificios, de solidaridad y entrega, esa historia cotidiana de valores
sociales y humanos, ha creado un presente y un futuro apasionante en el ámbito
rural extremeño; que las circunstancias transitorias de esta crisis no
destruyan la esperanza de nuestros pueblos.
2 comentarios:
Suscribo totalmente tus palabras.
Ante eso lo mejor es sin duda la lucha, el esfuerzo y la no resignación.
Ganaremos esta batalla como siempre hicimos, aunque haya víctimas y pérdidas irreversibles.
Un abrazo desde Las Villuercas
Un abrazo Felipe, y ánimo.
Publicar un comentario