El niño aquel estaba encerrado en las sombras de su silencio y de su soledad. La mirada clavada en la ventana portátil del ordenador. Pasaban las horas y los días y el niño aquel seguía en silencio, ipnotizado por el mundo diverso y atractivo de Internet. No había tiempo para correr por el campo, jugar con otros niños en las calles del pueblo, montar en bicicleta o mirar las cigüeñas mañaneras en los nidos de la torre de la iglesia. Su mente infantil sabia descifrar los complicados entramados de la informática. Navegaba por la red de redes como pez en el agua.
De pronto, al niño aquel se le apago el ordenador y el miedo invadió todo su ser. ¿Que ocurriría ahora? ¿que iba a hacer sin su ordenador?. Era su mundo, su vida, su diversión, su única diversión. Resignado, perdido en la realidad, abrió la ventana y miro a la calle. Un grupo de niños de su edad jugaban alegres en la plaza rodeados por una algarabía de pájaros que inundaban de trinos la tenue luz del atardecer. Haciendo un supremo esfuerzo, como empujado por su propia soledad, decidió salir y empezó a descubrir otra realidad. Comenzó a aprender a jugar, a reírse con los demás niños, a disfrutar de la luz del día, a gozar de los arboles, de las aves, de la naturaleza; y, entonces, el niño aquel, descubrió que su verdadero mundo infantil era aquel de la plaza, de las calles, del campo, de los juegos entre trinos de pájaros, y se olvido de su ordenador portátil.
De pronto, al niño aquel se le apago el ordenador y el miedo invadió todo su ser. ¿Que ocurriría ahora? ¿que iba a hacer sin su ordenador?. Era su mundo, su vida, su diversión, su única diversión. Resignado, perdido en la realidad, abrió la ventana y miro a la calle. Un grupo de niños de su edad jugaban alegres en la plaza rodeados por una algarabía de pájaros que inundaban de trinos la tenue luz del atardecer. Haciendo un supremo esfuerzo, como empujado por su propia soledad, decidió salir y empezó a descubrir otra realidad. Comenzó a aprender a jugar, a reírse con los demás niños, a disfrutar de la luz del día, a gozar de los arboles, de las aves, de la naturaleza; y, entonces, el niño aquel, descubrió que su verdadero mundo infantil era aquel de la plaza, de las calles, del campo, de los juegos entre trinos de pájaros, y se olvido de su ordenador portátil.
6 comentarios:
Bien la reflexión Cruz. Un ordenador es simplemente una herramienta de trabajo y no puede sustituir ni a nada ni a nadie. Como en todas las cosas de esta vida la clave está en cómo, cuándo, por qué y para qué se utiliza. La familia es la pieza clave del aprendizaje de la vida, si esta falla, ese aprendizaje será tortuoso e incompleto. El ordenador con una buena utilización es una herramienta poderosa en la educación, pero con un mal uso hace que la persona adquiera hábitos incontrolados y dependientes que traen como consecuencia una formación incompleta.
Totalmente de acuerdo, Andres.
Pienso que en los primeros años de la vida, el niño debe captar y descubrir los ecos del entorno, debe aprender de lo que tiene alrededor, de lo sencillo y hermoso de la vida, despues, cuando su capacidad de compresion y entendimiento del entorno este formada, es muy importante que empiece a utilizar esa herramienta de forma controlada por los educadores y por la familia. Estoy de acuerdo en cuanto a la importancia del ordenador como herramienta educativa.
Hola amigo Cruz:
Muy buena entrada, hemos de conjugar las dos realidades y compensarlas. Está bien conocer e interactuar en el mundo virtual, pero sin abandonar nunca el real y analógico de toda la vida.
Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
Comparto tú reflexión y la de José Vicente y Javier.
Debemos avanzar y conocer el manejo de las nuevas tecnologías pero no hacer de ellas nuestra vida.
La famili, los amgigos, ..., unas cañitas con amigos y familia,..., uno juegos ... esas son las cosas a las que debemos dar el verdadero valor, todo lo demás e nimio.
Saludos. Bss. Nieves :)
Gracias Javier, gracias Nieves.
He visto niños pasarse una mañana entera con un ordenador portatil, en el rincon de una calle del pueblo, captando una señal cercana, y eso me da pena. Me da pena que el niño no se forme, en sus primeros añows, a traves de la vida real. Creo que el niño debe jugar, disfrutar de su entorno, descubrir la realidad. Ya llegará el momento en que su capacidad le permita usar el ordenador de forma libre y responsable.
Hola Cruz, muy buena reflexión la que hoy planteas. El mundo virtual ha penetrado tanto en las vidas de las personas que a veces no sabemos encontrar el punto de equilibrio entre la realidad y la virtualidad. Nos corresponde a los padres velar por el desempeño de nuestros hijos en este aspecto porque si bien es cierto que es una herramienta importante y necesaria en el mundo moderno y que por ello los niños también deben saber manejar, en ningún momento puede sustituir su desarrollo como niños/jóvenes y la interacción en el medio familiar y social en el cual se desarrollan. Gracias por el llamado de atención en este sentido. Un feliz resto de domingo!!!!
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