Extrayendo una opinion del cajon de mis reflexiones, comparto con vosotr@s mi colaboracion semanal en la ventana virtual de Paco Martin.
"Considerando la importante y delicada estructura de la labor política y teniendo en cuenta las innumerables dificultades que conlleva este noble apartado del trabajo público, se me hace un tanto tímida la intención de escribir sobre el tema y más aun partiendo de mi somero conocimiento sobre este noble y respetable arte de la equidad. Simplemente, desde mi puesto de ciudadano, como elector y como parte de la sociedad a la que orgullosamente pertenezco, deseo, modestamente, hacer un llamamiento a la clase política en particular y a la sociedad en general
Se hace necesaria una cura de humildad, de responsabilidad, esa responsabilidad que el sufrido ciudadano deposita en las manos del político a través de las urnas. Partir de la base indudable de que lo importante es la sociedad, la ciudadanía. El político debe estar supeditado al pueblo y nunca anteponer sus intereses personales, o los intereses de su partido al bien común.
El uso del instrumento necesario de la palabra para el acercamiento de posturas, de intenciones, de proyectos, que pueden y deben ser comunes, como factor equilibrante de la acción política a la hora de conseguir eficacia en la gestión, debe estar enmarcado en él dialogo, entendiendo como tal la unificación de criterios, nunca el uso de posturas herméticas que hagan imposible el entendimiento.
El horizonte social del político deber ser, en todo el ámbito de su acción, el de la comunidad a la que representa, la comunidad que, a través de su voluntad ejercida en el acto democrático del voto, depositó en sus manos la confianza en la gestión de sus intereses.
Al ubicar en este horizonte social el ámbito físico y moral de su labor, deberá el político realizar su trabajo proyectando su esfuerzo hacia ese espacio común en aras a la consecución de fines de interés social, y por supuesto, dejar siempre, en el lado de lo imnecesario esas perturbaciones de intereses privados y de partido que podrían impedir la exacta visibilidad del horizonte social al que me refiero.
No dejo, querido lector, de apreciar en la timidez de mis argumentos ese tinte de ingenuidad de la que se impregnan, a veces, estos deseos de intenciones un tanto utópicas; pero con la voluntad de incorporar a la palabra el silencioso, ingenuo y tímido latido de mis inquietudes y aun a riesgo de caer en la ñoñeria literaria, deseo continuar diciendo que debemos, urgentemente, considerar la enorme importancia del dialogo en todos los ámbitos de la vida, y en este caso, mas concretamente, en el ámbito político.
¡Cuantos malentendidos, cuantos disgustos, cuantas enemistades, cuantos errores, cuantas injusticias podrían y hubieran podido evitarse con el uso tolerante de la palabra en el marco amistoso y abierto del dialogo!
Dialogar con humildad, desde una clara intención de alcanzar, por la palabra, el acuerdo.
No es correcto usar posturas de intolerancia o tratamientos que perjudiquen lo social en beneficio de lo privado
Vivimos en una sociedad en la que sé esta perdiendo el hábito del dialogo. Desde la familia, esencial célula docente de ética y equidad, parte, quizá, el principal arranque hacia esa tendencia. Falta dialogo en la familia. falta esa postura de vaciar sobre el tapete la bolsa de las inquietudes, preocupaciones, proyectos, ilusiones familiares. Cada miembro de la unidad familiar se ubica en su propio egocentrismo, en ese hermetismo corácico que nos impide dar a conocer y conocer lo que pensamos y piensan, lo que sentimos y sienten.
Por los espejos de la memoria, donde, en momentos de soledades grises, se vislumbra el reflejo del tiempo pasado, llega, a veces, a través de las dulces esencias del recuerdo, el hogar antiguo y acogedor, donde la familia se reunía al calor de la lumbre y la palabra humilde y sencilla fluía como brisa cálida en el reducido ámbito familiar.
Hoy todo fluye en la cotidiana rutina de la palabra superficial, de costumbre urbana, llena de escudos defensivos y a veces de punzantes dardos.
Apreciemos la insignificancia física del ser humano en este infinito espacio universal, y en esa apreciación conozcamos la enorme importancia espiritual del hombre, hombre colectivo, hombre común, hombre social, con vidas destinadas a servir; y en este destino, la palabra, usada como instrumento de servicio, será la clave para el entendimiento, en un continuo y fraternal dialogo, que genere la paz, la armonía y el bienestar social"
"Considerando la importante y delicada estructura de la labor política y teniendo en cuenta las innumerables dificultades que conlleva este noble apartado del trabajo público, se me hace un tanto tímida la intención de escribir sobre el tema y más aun partiendo de mi somero conocimiento sobre este noble y respetable arte de la equidad. Simplemente, desde mi puesto de ciudadano, como elector y como parte de la sociedad a la que orgullosamente pertenezco, deseo, modestamente, hacer un llamamiento a la clase política en particular y a la sociedad en general
Se hace necesaria una cura de humildad, de responsabilidad, esa responsabilidad que el sufrido ciudadano deposita en las manos del político a través de las urnas. Partir de la base indudable de que lo importante es la sociedad, la ciudadanía. El político debe estar supeditado al pueblo y nunca anteponer sus intereses personales, o los intereses de su partido al bien común.
El uso del instrumento necesario de la palabra para el acercamiento de posturas, de intenciones, de proyectos, que pueden y deben ser comunes, como factor equilibrante de la acción política a la hora de conseguir eficacia en la gestión, debe estar enmarcado en él dialogo, entendiendo como tal la unificación de criterios, nunca el uso de posturas herméticas que hagan imposible el entendimiento.
El horizonte social del político deber ser, en todo el ámbito de su acción, el de la comunidad a la que representa, la comunidad que, a través de su voluntad ejercida en el acto democrático del voto, depositó en sus manos la confianza en la gestión de sus intereses.
Al ubicar en este horizonte social el ámbito físico y moral de su labor, deberá el político realizar su trabajo proyectando su esfuerzo hacia ese espacio común en aras a la consecución de fines de interés social, y por supuesto, dejar siempre, en el lado de lo imnecesario esas perturbaciones de intereses privados y de partido que podrían impedir la exacta visibilidad del horizonte social al que me refiero.
No dejo, querido lector, de apreciar en la timidez de mis argumentos ese tinte de ingenuidad de la que se impregnan, a veces, estos deseos de intenciones un tanto utópicas; pero con la voluntad de incorporar a la palabra el silencioso, ingenuo y tímido latido de mis inquietudes y aun a riesgo de caer en la ñoñeria literaria, deseo continuar diciendo que debemos, urgentemente, considerar la enorme importancia del dialogo en todos los ámbitos de la vida, y en este caso, mas concretamente, en el ámbito político.
¡Cuantos malentendidos, cuantos disgustos, cuantas enemistades, cuantos errores, cuantas injusticias podrían y hubieran podido evitarse con el uso tolerante de la palabra en el marco amistoso y abierto del dialogo!
Dialogar con humildad, desde una clara intención de alcanzar, por la palabra, el acuerdo.
No es correcto usar posturas de intolerancia o tratamientos que perjudiquen lo social en beneficio de lo privado
Vivimos en una sociedad en la que sé esta perdiendo el hábito del dialogo. Desde la familia, esencial célula docente de ética y equidad, parte, quizá, el principal arranque hacia esa tendencia. Falta dialogo en la familia. falta esa postura de vaciar sobre el tapete la bolsa de las inquietudes, preocupaciones, proyectos, ilusiones familiares. Cada miembro de la unidad familiar se ubica en su propio egocentrismo, en ese hermetismo corácico que nos impide dar a conocer y conocer lo que pensamos y piensan, lo que sentimos y sienten.
Por los espejos de la memoria, donde, en momentos de soledades grises, se vislumbra el reflejo del tiempo pasado, llega, a veces, a través de las dulces esencias del recuerdo, el hogar antiguo y acogedor, donde la familia se reunía al calor de la lumbre y la palabra humilde y sencilla fluía como brisa cálida en el reducido ámbito familiar.
Hoy todo fluye en la cotidiana rutina de la palabra superficial, de costumbre urbana, llena de escudos defensivos y a veces de punzantes dardos.
Apreciemos la insignificancia física del ser humano en este infinito espacio universal, y en esa apreciación conozcamos la enorme importancia espiritual del hombre, hombre colectivo, hombre común, hombre social, con vidas destinadas a servir; y en este destino, la palabra, usada como instrumento de servicio, será la clave para el entendimiento, en un continuo y fraternal dialogo, que genere la paz, la armonía y el bienestar social"
7 comentarios:
¡Buenas noches!
Para algu@s seremos como bichos raros, que cosas más anómalas que siente y piensan esta gente dirán.
Pero yo cada vez percibo más la carencia de las relaciones fraternales, espirituales basadas y fundamentadas en la importancia y la fomentación de la igualdad, de sentir que todos somos iguales, y a consecuencia de esta degeneración humana producida por el individualismo que se a estado viviendo meses atrás, pues está ocurriendo lo que está ocurriendo.
Llegará el día en que como tu has compartido:
Apreciemos la insignificancia física del ser humano en este infinito espacio universal, y en esa apreciación conozcamos la enorme importancia espiritual del hombre, hombre colectivo, hombre común, hombre social, con vidas destinadas a servir; y en este destino, la palabra, usada como instrumento de servicio, será la clave para el entendimiento, en un continuo y fraternal dialogo, que genere la paz, la armonía y el bienestar social"
Un abrazote enorme, y le das otro de mi parte a tu señora.
Hola amigo Cruz:
Como le acabo de decir a nuestra Ruth: Somos libertad pura, a algun@s no les gusta lo que decimos; les molesta que nos expresemos en libertad. Pero nosotr@s somos así y de no ser así no seremos. Somos hijos de quién se nos ha ido y que sin embargo está ya en nosotros. Somos libres como libre fue ese hombre bueno y humilde llamado Mario Benedetti.
Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
Me ha encantado tu post Cruz.
apesar de que aludes mucho a tu ignorancia e ingenuidad... tus palabras son sabias y llevan a la refexión.
Pero yo sí hablaría de sueño utópico.
Saludos. Nieves.
Gracias Ruth, Gracias Javier, Gracias Nieves.
Creo que el acuerdo se consigue desde la humildad, sin orgullo, sabiendo que podemos y debemos aprender mas que enseñar. Ceder espacios cada uno a cada uno para conseguir ese anhelado puzle social
Un abrazo enorme a los tres
Que distintos resultados de gestión tendríamos si más políticos pensaran como tu. Te felicito. Intuyo en ti a una persona muy íntegra. Un fuerte abrazo
Mi querido Cruz me ha encantado tu post.
Transmites sabidurias a los demas desde tu humildad, siempre aprendo algo nuevo leyendote y me invitas a la reflexión.
Un besito compañero Rosario
Gracias Belkis, Gracias rosa
Cre que es de sentido comun el acuerdo. La vida social de un pais se rige por diferentes cauces y tendecias, diferentes formas de gestionar, pero yo cre que en el fondo todos buscamos lo mismo, una mejor sociedad. Esa riqueza de diversidad de ideas y modos de gobernar, deberian enriquecer la gestion politica si hubiese una voluntad de unificar criterios, pero el resultado sera todo lo contrario si no obstinamos en enfrentamientos que no nos llevan a ninguna parte.
Rosa, te debo una disculpa.
Un abrazo.
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