domingo, 20 de septiembre de 2009

EL OTOÑO



Os comparto mi colaboracion semanal que generosamente me brinda nuestro amigo Paco Martin "El soñador de Guardia" en su articulo del periódico digital "Extremadura al dia"

El otoño es cosa de poetas o de suicidas lunáticos, dicen algunos. Yo creo que el otoño puede ser una época idónea para la reflexión, para tener tiempo y deseos de ordenar nuestros pensamientos y nuestras intenciones.
Me encanta ese olor a tierra mojada después de las primeras lluvias o ese relajado sosiego de la convivencia cotidiana después del bullicio del verano. Me gusta salir al campo después de la tormenta y llenarme el alma de los olores naturales del entorno. El polvo mojado de la vereda se ofrece generoso al paso tranquilo del caminante mientras el aire se adorna con el mañanero canto del gallo o el grave sonido de un lejano rebuzno. Dispersos balidos de ovejas hieren el silencio de los cerros y esporádicos ladridos de perros se clavan, lacerantes, en el sosiego rumoroso del ambiente otoñal.
Parece que todo se relaja. El transito es mas lento en el campo, en las calles, en los estrados, en los escaños, en las poltronas. Por eso, el otoño puede ser un espacio para la reflexión, Mientras las hojas de los arboles adornan de amarillo los caminos, el paro aumenta y las listas del INEM se llenan de nombres detrás de los cuales existen padres de familia preocupados por el futuro de los suyos, preocupados por encontrar esa herramienta de subsistencia que es el trabajo.
A veces deberíamos aprender de los animales. Las hormigas no entienden de economías, ni del IPC, ni de las finanzas, ni de la bolsa, ni del paro... pero su instinto de conservación les impulsa a guardar para el futuro, a llenar sus despensas para tiempos de escasez. Pensemos que los recursos de que disponemos en esta pequeña casa común llamada tierra no son eternos y que debemos gestionarlos con justicia y con inteligencia.
El otoño es también buena época para emprender nuevos caminos, para eliminar nuestras actitudes negativas, para no tomarnos demasiado en serio, para dedicar el tiempo a los demás con generosidad. Igual que la naturaleza reparte de forma justa sus frutos, también nosotros deberíamos empezar a pensar en repartir de forma justa las riquezas del mundo.
Mientras la parras maduran sus uvas y propician los deliciosos caldos de nuestra tierra. Mientras los olivos ofrecen sus frutos y abastecen los lagares de ese exquisito oro liquido que es nuestro aceite de oliva, mientras esperamos ver en las frondosas ramas de las pardas encinas las incipientes bellotas dando lugar a la copiosa montanera, el otoño comienza su camino. Encontremos en el la tranquilidad y el sosiego suficientes para reflexionar, disfrutar y abrir entre todos nuevas sendas a la esperanza.

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