La ventana generosa de nuestro Soñador de Guardia-Guardador de Sueños, se nos habre una semana mas en el 5x1. Hoy, nuestro Soñador, ha dado en el clavo de lo esencial. La eterna pregunta ¿Dios? y la eterna respuesta ¡Dios! Os comparto mi colaboracion, que encabezo con un parrafo de su articulo:
"Si no has sentido la caricia del mensaje cristiano no puedes amar... Se puede querer de muchas maneras, pero amar solo hay una...Lo que más amas es lo que más ama Dios, si le dejas fuera por malicia, ¡Ay de ti!.Dios reconvierte a esta en una fábrica de parabienes y dichas. Dios no es para un rato, es para siempre. No cuenta tus secretos, los alberga para si. El no tiene ningún misterio, envió a su Hijo para que nos lo contase todo. En cuánto es mas grande y noble el sentimiento humano mas lo es Él". Francisco M. Martín "El Soñador de Guardia".
EL CAMINO DE LA FELICIDAD:
Cuando disponemos de abundantes medios materiales, siempre tendemos a desear las cosas lejanas y con ese fin los utilizamos, pensando que, al conseguirlas podemos encontrar, en su esporádica posesión, una mayor satisfacción y una mayor felicidad. Sin embargo, ese disfrute pasajero de lo materialmente sublime, se difumina con el efecto, más o menos prolongado, de la sorpresa; y la apatía cotidiana nos retorna a una depresiva realidad.
El ser humano necesita una felicidad anímica, es decir, inherente a su propia forma de ser y de actuar. Por lo tanto, la felicidad vital no puede venir de fuera, si no que se genera desde el interior del propio individuo.
Para conseguir esto debemos empezar por dar un sentido a nuestra existencia. ¿Para que hemos nacido? ¿Cual es nuestra misión en este mundo, en nuestro mundo cercano, en nuestra sociedad? Si buscamos una explicación dentro de nuestra natural convivencia, dentro una evidente y necesaria relación social en la que, cada una de nuestras actitudes, de nuestras decisiones, de nuestros comportamientos, repercuten en nuestros semejantes y viceversa, llegaremos a la conclusión, pensando positivamente, que, conseguir una sociedad mejor, mas igualitaria, mas justa; dependerá, en gran medida, del grado de compromiso que, individualmente, estemos dispuestos a ofrecer a esa sociedad. Un compromiso basado en el servicio a los demás. Para esto no es necesario ir lejos. En lo inmediato, en lo cotidiano, en lo cercano, están las verdaderas satisfacciones que la vida nos ofrece. Para conseguirlo debemos vencer día a día, y no es fácil, nuestras propias mediocridades, nuestros propios egoísmos, nuestras banalidades personales.
En ese compromiso de servicio a nuestra sociedad, esta, quizá, la auténtica felicidad interior, la felicidad vital, la felicidad crónica del ser humano.
Nunca esa posesión material, esa consecución del placer temporal o esos espejismos pasajeros, nos darán el feliz sosiego de nuestra vida.
Solo sabiendo que el sentido de la existencia del hombre se basa en el servicio a los demás y que somos proyectos de amor sobre la tierra, conseguiremos encontrar la verdadera y autentica felicidad.
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